La piedra de Villamayor ha respondido, desde hace siglos a la constante demanda que se ha hecho de ella, tanto para ser utilizada dentro de Salamanca como para complacer peticiones de otras localidades y de otros países. Las razones principales que hacen que esta piedra sea una de las más solicitadas está en su gran capacidad para soportar carga y en su facilidad de corte, talla y labrado.
Esa capacidad de soportar cargas, la convierten en un elemento estructural fiable y que garantiza la perdurabilidad de las edificaciones: como demuestra la existencia de edificios con más de 800 años, dónde aún la piedra mantiene firmeza, su belleza original y sus tallados. Un ejemplo es la cúpula de la Catedral Nueva de Salamanca, sometida durante siglos al duro clima castellano, en la que aún se conservan las tallas originales realizadas por los canteros medioevales.
Su gran poder reside en la belleza de su color dorado, que confiere a las fachadas una tonalidad única, una «piel dorada», que se consigue gracias a que es una «piedra viva», que a lo largo de los siglos se va oxidando y muestra con mayor esplendor sus granos de cuarzo y el cemento calizo.
Salamanca disfruta de una belleza monumental única que se muestra en su mayor esplendor en las edificaciones realizadas en Piedra de Villamayor desde la Catedral Vieja, obra cumbre del Medievo, hasta la Plaza Mayor expresión máxima del Plateresco y la filigrana y que es la última gran construcción de la antigua ciudad de Salamanca.
Destacan otras edificaciones como la Catedral Nueva, Fachada de la Universidad de Salamanca, la Iglesia de San Juan de Sahagún, La Clerecía, La Casa de las Conchas y tantos otros que convierten a Salamanca en LA CIUDAD DORADA
La piedra de Villamayor ha sido reconocida nacional e internacionalmente, gracias, también a su utilización en el revestimiento de fachadas de edificios civiles. Sus cualidades han hecho que con el paso del tiempo sea un elemento de construcción muy demandado, sobre todo en la actualidad en su aspecto ornamental y decorativo.
En España, son muchas las ciudades que han utilizado la piedra de Villamayor como revestimiento para algunos de sus edificios más emblemáticos, tanto civiles como monumentales como el Cuartel de Caballería de Valladolid, la Estación de Tren de Zamora, los Juzgados de León, el Ayuntamiento de Logroño etc…
Internacionalmente, el mejor ejemplo de expansión de la piedra es la recreación de la fachada de la Universidad de Salamanca y la Catedral Nueva que un grupo de canteros realizó por encargo del Gobierno de Japón.
Fue en el año 1993 cuando el Gobierno de Gifú se puso en contacto con el Ayuntamiento de Salamanca para llevarse a Japón las réplicas de ambos monumentos; varios mandatarios japoneses habían visitado unos años antes la capital charra y quedaron prendados de la belleza de la piedra franca.