El desabaleo proporciona a la piedra el acabado adecuado, consiste en preparar las caras de la piedra para poder trazar en ellas los motivos o formas que darán contenido a la pieza. Dependiendo del grado de perfección, el acabado puede ser basto o tosco, mediano o fino. La cara exterior suele tener un acabado perfecto. Para ello, el cantero utiliza cinceles punteros, gubias, bujardas y, modernamente, punteros y cinceles eléctricos y discos de pulir
Un paso más allá, es aprovechar las propiedades de la piedra para labrar en ella relieves y filigranas, figuras y rostros o tallar estatuas.
El proceso de talla comienza con los bocetos y maquetas preparatorios. Cuando el trabajo a realizar está definido, se puede comenzar la talla de la piedra a partir de los datos, dimensiones, ángulos, plantillas…
Si se parte de la piedra en bruto hay que desbastarla y reducirla al tamaño deseado. Hay que «cubicarla» (preparla) para lo que se requiere: escuadra, varias reglas para comparar planitudes, marcadores, rayadores de hierro o tiza de color, escalificador que es una herramienta de máximo desbaste como un cincel de boca ancha, puntero que hace un desbaste más homogéneo, en algunos casos trabajan con un picachón, bujarda, maceta, gradina que es una herramienta con dientes y cincel para hacer desaparecer las marcas de la gradina
Ya preparada o cubicada la piedra se realiza el dibujo mediante plantillas en papel, cartón o madera y colocándolas sobre la piedra, rayar los cantos con el rayador, calcando el dibujo.
A partir del momento en el que se dispone del dibujo y, dependiendo del trabajo, se actúa de varias formas. Corrientemente, se perfila con el cincel para evitar que cuando se ataca con el puntero, se dañe alguna zona que no se quería. Normalmente, se usan dos cinceles para tallar motivos geométricos tradicionales. Cuando hay dibujos más complicados como los lambrequines del escudo, por ejemplo, entran los punteros de desbaste, grabinas, cinceles, incluso a veces gubias, limas, etc.
La filigrana es el proceso más creativo y artístico de todo el proceso que experimenta la piedra desde que se obtiene de la cantera. Es cuando sus cualidades como la ductibilidad y belleza de colorido adquiere su mayor relevancia gracias a las formas, escultura, dibujos y relieves que salen de las manos de canteros y escultores
Es tal la calidad del detalle y la versatilidad de esta piedra que la maestría de los canteros consiguen verdaderas obras de arte auténticas joyas de ahí que se utilice este término para designar lo que hacen, que recuerdan a las filigranas que se realizan en la joyería. Ha sido tan impresionante el avance en esta técnica que dio lugar a un nuevo estilo artístico denominado «PLATERESCO» y donde los monumentos de Salamanca son un verdadero exponente
Sin duda, la satisfacción de estos requisitos, con vistas a que el diseño general sea correcto y el despiece sea adecuado, es más fácil a partir de algunos conocimientos geométricos. Basta con una comprensión intuitiva de los tipos de superficies y sus intersecciones, así como de la resolución gráfica de sus problemas característicos, temas de los que se ha ocupado tradicionalmente la geometría descriptiva. Actualmente, estos procesos se han modernizado agilizándolos y evitando un mayor número de errores
La estereotomía se ocupa especialmente del diseño gráfico previo del aparejo, es decir, del trazado necesario para conocer la forma precisa que hay que dar a cada pieza de piedra. Este trazado se hacía a tamaño natural, sobre superficies horizontales o verticales cercanas al lugar donde había de levantarse el arco o la bóveda, y se trataba de un dibujo muy sintético, que empleaba el menor número posible de líneas para definir la geometría del conjunto y de las partes. Este trazado ha sido denominado en español montea, palabra que, como hemos visto, también designa por generalización a la disciplina misma.
Cuando el trabajo a realizar está definido de esta manera, el equipo de operarios puede comenzar la talla de las piedras a partir de los datos, dimensiones, ángulos, plantillas, etc. tomados de la montea.
Entre los instrumentos que sirven para comprobar la correcta ejecución de los sillares es especialmente popular el baivel, una especie de escuadra con una rama recta y otra curva, que se adaptan, respectivamente, a la concavidad de la superficie interior y la rectitud del lecho de una dovela. También se emplean la escuadra y la saltarregla o falsa escuadra (que transporta los ángulos), las plantillas para marcar el perímetro de las caras, y las reglas rectas o curvadas, para comprobar la ejecución de las superficies.
Fuente: Naos Libros
La palabra estereotomía es un término relativamente moderno, creado en el siglo XVIII, y derivado del griego, que viene a significar corte de sólidos. Pero la disciplina, es decir, el conjunto de reglas y conocimientos de la estereotomía, es muy anterior.
Es evidente que en la antigüedad se construía en piedra. Sin embargo, la afición por resolver brillantemente los problemas de la construcción en piedra y el orgullo en afrontar nuevos retos, aparece en el medievo, en coincidencia con una organización de los profesionales dedicados a la cantería, que se ocupaban también de la transmisión de los conocimientos.
Con la llegada del Estilo Gótico a la construcción se inicia para el cantero un período artístico donde debe de demostrar su habilidad como cantero en lo novedoso y arriesgado de sus creaciones.
Es entonces, especialmente con el estilo gótico, cuando el cantero demuestra sus habilidades y se encuentran los primeros alardes importantes de equilibrio y de formalización de los arcos y bóvedas. A este respecto hay que recordar que la ingeniería romana había levantado las grandes bóvedas empleando una inteligente combinación de nervios de ladrillo y relleno de hormigón, y evitando tallas en piedra muy singulares o complicadas.
Pero la transmisión de los procedimientos canteriles es oral hasta el siglo XVI. En el XVI aparecen los primeros manuscritos, y algún texto impreso, que dan cuenta de las reglas de la traza y la talla de los aparejos, arcos y bóvedas de piedra. Entre el siglo XVI y el siglo XVIII se desarrolla una tratadística interesante, reflejo de los progresos e invenciones en lo que se denominaba cortes de piedra, cortes de cantería, montea, traza, etc.
Estos tratados ofrecen diversas soluciones para todo tipo de aparejo más habitual como arcos, escaleras rectas, escaleras de caracol, dinteles, bóvedas esféricas, vaídas, de arista, de rincón, planas, trompas y vuelos, lunetos etc, con frecuencia en su variante recta y oblicua
El diseño general del arco o la bóveda debe estar pensado para que no se caiga. Las obras de piedra, y en general en las de fábrica (ladrillo, adobe, hormigón en masa), se comportan a este respecto de manera muy distinta a como lo hacen las estructuras de hormigón armado o acero. Las obras de fábrica no suelen fallar por rotura, pues las tensiones que soportan son muy bajas en comparación con su capacidad.
Un aparejo bien diseñado debe cumplir fundamentalmente dos condiciones. Una de ellas recomienda que las superficies que delimitan las piezas sean fáciles de tallar. Deben ser superficies de definición sencilla, generadas por el movimiento de una línea, como la recta genera un plano o un cono o un cilindro, o como el arco de circunferencia genera una superficie esférica.
La segunda condición es que los ángulos que se producen en las aristas, en los encuentros de las caras de la pieza, sean ortogonales.
